A través del cristal, como siempre, veía pasar las horas. Desde que se había jubilado su vida transcurría lentamente, sin más variedad que la aportada por los transeúntes en la calle.
Aquella ventana se había transformado en su canal de pago particular. Ante sus ojos, gentes ajetreadas paseaba un instante de sus vidas. A veces, alguien se paraba un momento y entones le daba tiempo a deducir algo de su aspecto: aquella está amargada, ese tiene problemas de dinero, aquel está esperando, ...
Su vida se había transformado en un movimiento continuo de instantes que en realidad no le pertenecían y de los que ya no podía prescindir.
Aquella ventana se había transformado en su canal de pago particular. Ante sus ojos, gentes ajetreadas paseaba un instante de sus vidas. A veces, alguien se paraba un momento y entones le daba tiempo a deducir algo de su aspecto: aquella está amargada, ese tiene problemas de dinero, aquel está esperando, ...
Su vida se había transformado en un movimiento continuo de instantes que en realidad no le pertenecían y de los que ya no podía prescindir.
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