Play again. Dos palabras, eso era todo. Los meses transcurridos desde el hallazgo en la Casa de la Contratación de Sevilla, los complejos rompecabezas para desentrañar el código y, finalmente, las idas y venidas por las selvas de Guatemala se cerraban en dos palabras, como los mandamientos. Se miraron de nuevo como queriendo corroborar por medio de los demás lo que cada uno ya pensaba. Tal vez alguna vez hubo enterrado un tesoro, pero ahora no era más que una broma. Alejandro lloraba desconsolado, Alberto daba patadas de rabia al suelo, pero Arturo sacó su rotulador rojo y escribió sobre el pergamino "Llegaste tarde". – Devolveremos el mapa a Sevilla –dijo–, y así otros podrán tener la posibilidad de vivir esta aventura. Y los tres comenzaron a echar tierra sobre la caja con el mismo entusiasmo que un rato antes habían invertido en desenterrarla.