Jugueteaba con la arena. En cuclillas, con una palita de plástico amarilla intentaba llenar un cubo decorado con peces de colores. Concentrado en el esfuerzo de mantener la pala lo suficientemente recta como para que no se vaciara en el camino, no se percató de que, poco a poco, la misma arena que intentaba encerrar en el cubo, estaba cubriéndole el pie.
Cuando vino a darse cuenta, lo primero que hizo fue llorar pidiendo ayuda a su madre, a la que no le quedó otro remedio que apartar la tierra con sus manos mientras le consolaba y aguantaba las ganas de reír.
El niño, entonces, cambió de juego y pasó directamente a cubrir sus pies con la arena, ayudado de la pala, para poder luego gritar y que su madre nuevamente viniera en su auxilio.
Cuando vino a darse cuenta, lo primero que hizo fue llorar pidiendo ayuda a su madre, a la que no le quedó otro remedio que apartar la tierra con sus manos mientras le consolaba y aguantaba las ganas de reír.
El niño, entonces, cambió de juego y pasó directamente a cubrir sus pies con la arena, ayudado de la pala, para poder luego gritar y que su madre nuevamente viniera en su auxilio.
Comentarios
Ah, finalmente madre e hijo terminaron en el agua.