– Al final de la calle, a la derecha, hay una pequeña floristería. La dependienta es una chica muy mona y muy simpática. Siempre que paso me la quedo mirando. Tengo el plan de comprar un día un ramo de rosas y regalárselo directamente, pero me da mucha vergüenza.
– Abuelo, la floristería ya no está. Y era la que atendía la abuela. De todo eso hace ya mucho tiempo.
– Ay, hija, no. Todo eso fue ayer. Lo que pasa es que la noche ha durado 70 años.
– Abuelo, la floristería ya no está. Y era la que atendía la abuela. De todo eso hace ya mucho tiempo.
– Ay, hija, no. Todo eso fue ayer. Lo que pasa es que la noche ha durado 70 años.
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¡Qué bellos son!