Duerme. El silencio es el testigo de su sueño, calmado, tranquilo. Sigue aferrado a la almohada, como con genio, como con rabia, pero sus ojos siguen cerrados, y los piececitos cruzados sobre las sábanas transmiten una sensación de quietud absoluta.
Sólo el calor transita perezosamente entre nosotros. Por eso deseo que se despierte y que rompa el hastío de esta larga tarde que transcurre lenta. Aunque eso suponga una batería de gritos, súplicas, risas, lágrimas e impaciencia que constituyen su rutina.
Sólo el calor transita perezosamente entre nosotros. Por eso deseo que se despierte y que rompa el hastío de esta larga tarde que transcurre lenta. Aunque eso suponga una batería de gritos, súplicas, risas, lágrimas e impaciencia que constituyen su rutina.
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