Bajo la bandera de mi alma viajera,
abandono la ruta que me lleva a tus ojos.
No quiero ser más como la roca y el mar
que se hieren de muerte en cada encuentro.
Las estrellas son ahora mis faros,
luciérnagas del Universo inaprensible.
Se acostumbras mis pupilas a mirarlas,
refulgentes, cada noche de verano.
Acomodo el ritmo de mis pasos al olvido
que dictan desde arriba las neuronas
y siento, avergonzado, a cada paso
que mis huesos aún añoran tus cuidados.
El viento de los años azotará los versos
que alguna vez soñé con dedicarte
y sabrán entonces las hojas del cuaderno
que ya no son tus ojos los que añoro.
abandono la ruta que me lleva a tus ojos.
No quiero ser más como la roca y el mar
que se hieren de muerte en cada encuentro.
Las estrellas son ahora mis faros,
luciérnagas del Universo inaprensible.
Se acostumbras mis pupilas a mirarlas,
refulgentes, cada noche de verano.
Acomodo el ritmo de mis pasos al olvido
que dictan desde arriba las neuronas
y siento, avergonzado, a cada paso
que mis huesos aún añoran tus cuidados.
El viento de los años azotará los versos
que alguna vez soñé con dedicarte
y sabrán entonces las hojas del cuaderno
que ya no son tus ojos los que añoro.
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