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Anoche

Anoche quise navegar entre tus piernas, mientras estabas dormida. Anoche quise dejar en tu piel las huellas de mis besos, quise abrazarte con los brazos y las piernas. Pero me contuve perturbado por tus sueños.
Hablabas. Si, hablabas con los ojos cerrados, sin saber lo que decías, o sabiéndolo demasiado bien. Tus palabras pedían caricias, besos, arañazos de pasión. Palabras que encendían aún más mi deseo, que me provocaban un estado de excitación difícilmente imaginable. Porque amar a una mujer dormida, a la mujer que es pero que no está, es una de mis fantasías más secretas.
Anoche estuve a punto de poseerte mientras dormías. Pero luego pusiste nombre a tus deseos. Y ese nombre no era el mío. Anoche quise navegar entre tus piernas y acabé deseando ahogarme entre mis lágrimas.

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