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El amigo traicionado

En los últimos tiempos apenas permanecía despierto más que durante algunos momentos del día. Entonces se le veía como siempre, alegre, inteligente y adornado de todas esas cualidades por las que me enamoró. Sin embargo, de pronto, se venía abajo sin previo aviso, y sus ojos dejaban de brillar. Y entonces yo me sentía inútil y desesperado a la vez.
Fue en uno de esos momentos en los que comencé a buscar un sustituto. Y, cuando volvió a despertarse me sentí como un traidor, como un ser frío y sin entrañas que ya preparaba el relevo antes de haber enterrado el cadáver de mi gran amigo.

Desde la mesa, el viejo PowerBook de 12 pulgadas me miraba inocente, mientras mis manos tecleaban culpables esta confesión.

Comentarios

debio ser duro para el pobre viejo PowerBook
David Uclés ha dicho que…
Pobrecillo... A sido, de largo, el mejor ordenador que he tenido (y ya llevo unos cuantos).
Me ha llamado la atención mi propio comportamiento con él, le he tomado tanto cariño que he estado retrasando la búsqueda de un nuevo equipo por si lograba recuperarlo.
David Uclés ha dicho que…
Ha sido, quise escribir ha sido

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