Lo vi de casualidad, entre montones de hojas prematuramente secas y los restos de basura de un solar que soñaba con ser rascacielos. Apenas quedaba color en sus pastas y el lomo había desaparecido hacía tiempo.
Estaba abierto por la página 120. "El olvido es la facultad humana que nos permite abrir los ojos cada mañana y enfrentarnos al futuro sin miedos." Era la primera frase, una idea sencilla, directa, propia de un libro de autoayuda. Y falsa, como casi todas las de esa rama de la literatura fantástica, ya que el olvido es, en realidad, la facultad humana que nos permite cometer los mismos errores una y otra vez.
Fruto seguramente de una mudanza descuidada, o de alguna separación airada, aquel libro ya no volvería a ser leído. Sus letras desvaídas apenas podrían aguantar un aguacero más y sus páginas terminarían formando parte de los vendavales otoñales. Cerré sus ojos, lo acomodé entre las hojas secas y seguí mi camino seguro de que mañana, cuando abriera los ojos, lo habría olvidado.
Estaba abierto por la página 120. "El olvido es la facultad humana que nos permite abrir los ojos cada mañana y enfrentarnos al futuro sin miedos." Era la primera frase, una idea sencilla, directa, propia de un libro de autoayuda. Y falsa, como casi todas las de esa rama de la literatura fantástica, ya que el olvido es, en realidad, la facultad humana que nos permite cometer los mismos errores una y otra vez.
Fruto seguramente de una mudanza descuidada, o de alguna separación airada, aquel libro ya no volvería a ser leído. Sus letras desvaídas apenas podrían aguantar un aguacero más y sus páginas terminarían formando parte de los vendavales otoñales. Cerré sus ojos, lo acomodé entre las hojas secas y seguí mi camino seguro de que mañana, cuando abriera los ojos, lo habría olvidado.
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