– Es muy pequeña, y estará asustada. Señor agente, ¡tiene que encontrarla!
El guardia de seguridad se rascó la cabeza, más sorprendido que extrañado y, tras unos segundos de reflexión, decidió no hacer caso a aquel individuo que, seguramente, se había saltado alguna de las dosis requeridas por su medicación.
Le prometió al lloroso individuo que la buscaría por todo el establecimiento, que no se preocupara. Y siguió con su ronda por el hipermercado. Ya pensaba que todo había sido una anécdota más cuando recibió una llamada por el walky. Había un tipo en Información montando un espectáculo para que llamaran por megafonía a una berenjena desaparecida.
En esta ocasión meditó que el vaso de la paciencia había sido rebosado y echó del establecimiento al tipejo que, llorando desesperado, no paraba de llamar a su berenjena.
Aquella noche, después del cierre, escucharon un llanto amargo proveniente de uno de los contenedores de basura. Ordenaron al guardia que se metiera dentro y rebuscara entre los restos, no fuera a haber un niño dentro. Pero, por más que buscó, lo único que le llamó la atención fue una pequeña berenjena que, de eso no estaba seguro del todo, dejó de llorar en cuanto la tocó.
El guardia de seguridad se rascó la cabeza, más sorprendido que extrañado y, tras unos segundos de reflexión, decidió no hacer caso a aquel individuo que, seguramente, se había saltado alguna de las dosis requeridas por su medicación.
Le prometió al lloroso individuo que la buscaría por todo el establecimiento, que no se preocupara. Y siguió con su ronda por el hipermercado. Ya pensaba que todo había sido una anécdota más cuando recibió una llamada por el walky. Había un tipo en Información montando un espectáculo para que llamaran por megafonía a una berenjena desaparecida.
En esta ocasión meditó que el vaso de la paciencia había sido rebosado y echó del establecimiento al tipejo que, llorando desesperado, no paraba de llamar a su berenjena.
Aquella noche, después del cierre, escucharon un llanto amargo proveniente de uno de los contenedores de basura. Ordenaron al guardia que se metiera dentro y rebuscara entre los restos, no fuera a haber un niño dentro. Pero, por más que buscó, lo único que le llamó la atención fue una pequeña berenjena que, de eso no estaba seguro del todo, dejó de llorar en cuanto la tocó.
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