
Para él su trabajo no era más que una prolongación del
juego, hasta que esta mañana, por primera vez en su vida profesional fue
llamado al despacho del gerente. Y esta vez no era para un ascenso, o para
contrarrestar la oferta de un competidor con un aumento, sino para anunciarle que oficialmente
pasará a ser un número más de las listas del paro. En ese momento, justo en
ese, supo que se había hecho mayor, porque quiso haber vuelto a la infancia y
haberse dedicado al fútbol antes que a cualquier otra cosa, pero ya era irremediable.
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