Alejandro de Quiñones, hombre de pasado oscuro, hijo de cristianos nuevos, vividor y soldado quiso salir de pobre como tantos otros, y se enroló de los primeros para viajar a las Nuevas Indias. Quería pasar a la historia como conquistador de algún gran imperio, aunque no era seguro que aquellos salvajes que infestaban las islas caribes fueran capaces de crear estados.
Para su desgracia no pasó a la historia, sino que murió en una escaramuza sin importancia en algún lugar perdido, en el que acabaron perdiéndose también su cuerpo y su propia historia.
Sin embargo, su papel en la conquista fue primordial. No en vano, mató más hombres que el propio Hernán Cortes o incluso que Pizarro.
Para ello sólo tuvo que estornudar, inoculando el virus de la gripe al viejo indio que pedía comida a los hombres que bajaban del barco.
Para su desgracia no pasó a la historia, sino que murió en una escaramuza sin importancia en algún lugar perdido, en el que acabaron perdiéndose también su cuerpo y su propia historia.
Sin embargo, su papel en la conquista fue primordial. No en vano, mató más hombres que el propio Hernán Cortes o incluso que Pizarro.
Para ello sólo tuvo que estornudar, inoculando el virus de la gripe al viejo indio que pedía comida a los hombres que bajaban del barco.
Comentarios