Desde muy temprano Adelina había vivido muy cerca a la muerte. Ya incluso antes de nacer. Su hermana gemela, que se hubiera llamado Gabriela, murió pocas horas antes del parto. Aquello provocó que la madre de Adelina sufriera mucho durante el alumbramiento y que, tras una semana de agonía, terminará caminando junto a la Parca. Durante su infancia desaparecieron sus abuelos, y en la guerra cayeron, repartidos entre ambos frentes, su padre y todos sus hermanos varones. También perdió Adelina a un novio piloto, que sobrevivió a la contienda, y le prometió un futuro regalado trabajando para una aerolínea comercial. Muchos de sus muertos sufrieron largas esperas en cama, a otros la vida se les escapó la vida de improviso, en una apretura del corazón o en una bala. Pero en todos los casos, Adelina creyó ver a la muerte viniendo a darle el pésame. Y era su rostro de arrepentimiento el que le ayudaba a perdonarle las enormes pérdidas que esta le provocaba. Adelina tuvo que sobrevivir a su marido, a dos de sus hijos y a un nieto que se perdió con las drogas. Por eso, cuando la muerte vino a por ella una noche reposada de verano, le sorprendió mucho que le tendiera la mano en lugar de simplemente decirle lo siento.
Durante siglos, los tuaregs han contado la historia del oasis maldito. Con pequeñas diferencias, a lo largo de generaciones han narrado que existe un oasis que cada cien años, o cada 50, o cada 25, emerge desde debajo de las arenas. O viaja sobre las dunas móviles, empujado por el viento. O, simplemente, se materializa. También hay variaciones con los protagonistas. A veces son caravaneros, cada vez menos; otras, un jinete perdido en medio de una tormenta o, últimamente, algún piloto del París-Dakar extraviado. Solo se mantiene sin variación la consecuencia de entrar en su dominio. Una vez que has probado su agua, estás perdido. Si bebes y te marchas, acabarás muriendo de sed en el desierto, porque fuera del oasis la deshidratación se acelera y ninguna otra cosa que puedas beber te saciará. Pero si bebes y, además, pernoctas, entonces te quedarás para siempre, atrapado en el tiempo, condenado a una eternidad de soledad con el único alivio de poder calmar la sed. Foto: @DUA Es una...
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