Ir al contenido principal

Avaricia

Sólo recuerdo algunas briznas, apenas unos jirones de realidad, que poco a poco se me van borrando por culpa de la enfermedad. Debía ser en torno a 1949 o 1950. La mayoría de los jóvenes del pueblo habían emigrado a L'ospitalet y en las calles apenas se veían niños. Yo estaba pensando en marcharme también, aunque mi objetivo era Argentina, dónde ya tenía a un primo que nos escribía maravillas sobre ese país.
Pero antes de irme debía conseguir el dinero para poder pagar el caro y largo viaje. Por aquel entonces yo no tenía nada que vender, tan sólo mi trabajo y mi palabra de hombre. Con ese capital mi única opción era Juan el rico, un viejo usurero que se había hecho rico durante la guerra. No quiso darme el dinero por adelantado, decía que no tenía gente en Argentina, pero que si me iba a Cataluña, la cosa no tendría problema. Sólo una cosa, por tanto, podía yo ofrecerle: una noche con María, mi novia de entonces.
Yo no quise aceptar, pero ella me convenció de que era un precio muy pequeño para poner en peligro nuestro futuro. María pasó aquella noche acordada, y muchas más, ya que sólo la volví a a ver cuando vino a darme el dinero. Decidió quedarse con el Rico. "Más vale pájaro en mano", me dijo.

Comentarios

Fº Javier Sánchez ha dicho que…
¿Como era aquello que ni el coche, ni la pluma, ni la mujer se prestan?...jajaja.

Entradas populares de este blog

El oasis maldito

Durante siglos, los tuaregs han contado la historia del oasis maldito. Con pequeñas diferencias, a lo largo de generaciones han narrado que existe un oasis que cada cien años, o cada 50, o cada 25, emerge desde debajo de las arenas. O viaja sobre las dunas móviles, empujado por el viento. O, simplemente, se materializa. También hay variaciones con los protagonistas. A veces son caravaneros, cada vez menos; otras, un jinete perdido en medio de una tormenta o, últimamente, algún piloto del París-Dakar extraviado. Solo se mantiene sin variación la consecuencia de entrar en su dominio. Una vez que has probado su agua, estás perdido. Si bebes y te marchas, acabarás muriendo de sed en el desierto, porque fuera del oasis la deshidratación se acelera y ninguna otra cosa que puedas beber te saciará. Pero si bebes y, además, pernoctas, entonces te quedarás para siempre, atrapado en el tiempo, condenado a una eternidad de soledad con el único alivio de poder calmar la sed.   Foto: @DUA Es una...

El rapto de Europa

Llevo más de 300 años confinada en este marco, sin poder moverme ni variar mi campo de visión. A diario pasan por delante cientos de personas, muchas de apariencia extraña y con idiomas que no llego a comprender. Creada con Dall•e No sé cómo pasó. Recuerdo que estaba muy enferma, sabía que me estaba muriendo porque me costaba respirar cada vez más. También recuerdo que cerré los ojos y la oscuridad lo llenó todo, incluso el pensamiento. De hecho, cuando Giacomo me pintó ya había comenzado a sentirme mal. De ahí la mirada febril y casi desesperada de mi retrato. Zeus está a punto de violar a Europa en Creta. Yo soy Europa y miro al espectador con una mueca de terror, con los vestidos desgarrados y dejando a la vista la mayor parte de mi cuerpo. Aunque, en realidad, no es mi cuerpo. Giacomo me engordó un poco y me puso unos pechos generosos. Decía que el marqués quería un cuadro que invitase a la lujuria, y mi delgadez de entonces resultaba muy poco atractiva. Él ya sabía que me estaba m...

Vaya mierda de noche

Vaya mierda de noche que he pasado. Podría haber contado las vueltas que han dado las aspas del ventilador del techo a poco que me hubiera esforzado. Eso si no hubiera pasado las horas repasando los números una y otra vez. En los costes no me he equivocado, estoy seguro. Serán más o menos los que he calculado. Pero el problema son los ingresos, los putos ingresos. Vete tú a saber si mis estimaciones son realmente objetivas o solo son el reflejo de mis deseos, como tantas veces les he dicho a los clientes en el banco.  Imagen creada con Copilot Tal vez tendría que haberme quedado donde estaba, de ocho a tres, con mi mes de vacaciones pagadas y un horizonte profesional razonablemente estable de aquí a la jubilación. Es lo que les hubiera gustado a mis padres. Y a mis hijos. Dicen que estoy loco, que ya no soy un niño, que debería estar pensando en la jubilación y no en aventuras empresariales disparatadas. Qué cómo se me ocurre a mis 58 años. Lola incluso me acusa de no querer dedica...