A un historiador no debe extrañarle la levedad de la vida. Y, sin embargo, cada vez que se produce un hueco en el entorno, el alma se me queda encallada durante un tiempo en los recuerdos que tal vez compartimos el muerto de turno y yo. Por desgracia, además, los huecos se llenan mucho más despacio de lo que se vacían y apenas me quedan en pie más que una nieta que no está cerca. Todos los que vivieron a mi vera, todos los que alguna vez corrieron a mi lado por la orilla de la playa, siendo niños, han dejado ya de ser.
La soledad me rodea y la única salida es el olvido...
La soledad me rodea y la única salida es el olvido...
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