Un solo disparo, limpio y certero. La bala le atravesará el cerebro y no sentirá nada... Y todo habrá terminado. El francotirador se concentra con su propia respiración y centra su mirilla en el enemigo. Las órdenes no se discuten, pero no puede dejar de pensar que este enemigo, y todos los demás, son personas que tienen familias, que tienen sueños y esperanzas y que él será el responsable del dolor de las familias y de la ruptura de sus sueños. Da igual que sean terroristas, traficantes, revolucionarios o políticos corruptos. La sombra de la duda siempre existe.
El dedo del gatillo se tensa y tras una profunda aspiración termina de recorrer el trayecto hacia el disparo. Al mismo tiempo que el sonido silenciado termina de extinguirse, el enemigo cae. Han muerto sus sueños y da comienzo el dolor de los suyos.
El dedo del gatillo se tensa y tras una profunda aspiración termina de recorrer el trayecto hacia el disparo. Al mismo tiempo que el sonido silenciado termina de extinguirse, el enemigo cae. Han muerto sus sueños y da comienzo el dolor de los suyos.
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