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Sígame en Twitter

El hombre lo dijo con ansiedad, se le notaba en la cara que para él esta petición era importante. Desde que esta red social se pusiera de moda a comienzos de la década de 2010 el número de sus registrados no había parado de crecer. Mientras que otras muchas fueron cayendo, Twitter supo reinventarse cada poco años, modificando lo suficiente su forma como para que los cambios parecieran enormes sin apenas variar su esencia.
A medida que crecían su fama y número de usuarios, comenzaron también a aparecer nuevas patologías relacionadas con ella o, en realidad, viejas patologías con nuevas manifestaciones. Este hombre era un pobre enfermo, un paria que apenas tenía 200 seguidores, una cifra asombrosamente ridícula. Una cifra de marginado social.
– No se empeñe, @Juan, yo soy su psicólogo y sólo podemos hablarnos a través de Skype. Cualquier otro tipo de contacto sería considerado como mala praxis. Además, de lo que se trata es de que usted logre encontrar la forma de entablar contacto con los demás. Debemos centrarnos en desbloquear los mecanismos que le impiden a usted ser realmente social.
Es posible que me entendiera, su imagen salió de cuadro unas décimas de segundo que se me hicieron eternas y luego me miró de nuevo a través de su webcam con unos ojos tristes y profundos. "Pues al menos, agrégueme a su FaceBook", me dijo.

Comentarios

David Uclés ha dicho que…
Vale, ya lo sé. Esta tiene más de 15 líneas. ¿Me ayuda alguien a resumirla?

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