Para Eráclito el cambio era consustancial a la realidad. El agua que fluye por el río es siempre distinta, aún cuando el propip río sea el mismo. Aunque el río, a fuerza de transportar aguas extrañas, también se desdice en cada tramo.
Yo no soy río, ni agua, aunque por mis venas la sangre pretenda ser metáfora de ellos. Pero soy cambio. Y, como tal, soy río. Y persona, y ave del paraíso.
Tú que me escuchas dirás que estoy loco. Y es verdad. Pero como todo cambia, lo que hoy es mi locura, mañana puede ser la tuya. Y entonces seré yo el que mira con benevolencia. Y tú, serás río.
Yo no soy río, ni agua, aunque por mis venas la sangre pretenda ser metáfora de ellos. Pero soy cambio. Y, como tal, soy río. Y persona, y ave del paraíso.
Tú que me escuchas dirás que estoy loco. Y es verdad. Pero como todo cambia, lo que hoy es mi locura, mañana puede ser la tuya. Y entonces seré yo el que mira con benevolencia. Y tú, serás río.
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