– Arriba, en lo alto del tejado. ¡Allí! –Su mano diminuta señalaba hacia la paloma que acababa de iniciar el vuelo.– Esa es la paloma de la paz.
– Claro hijo, esa y millones más...
– Papá no te rías. La hemos visto en un cuadro en el colegio, y era como esa.
– La del cuadro tiene una ramita de olivo en el pico. Ésta no.
– Pero eso es porque se le ha caído.
– Vaaaale, para ti la peseta.
– Se le debió caer cuando le dispararon. ¿No ves que tiene una mancha roja en el pecho?
– Claro hijo, esa y millones más...
– Papá no te rías. La hemos visto en un cuadro en el colegio, y era como esa.
– La del cuadro tiene una ramita de olivo en el pico. Ésta no.
– Pero eso es porque se le ha caído.
– Vaaaale, para ti la peseta.
– Se le debió caer cuando le dispararon. ¿No ves que tiene una mancha roja en el pecho?
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