— Dice aquí que ha sido ángel custodio. Imagino que quiere decir escolta, ¿no es cierto?
— Sí, pero eso fue hace mucho tiempo. Casi una eternidad.
— Ya veo. ¿Y por qué lo dejó? ¿Por lo de ETA?
— Lo dejé mucho antes, digamos que por desavenencias con mi jefe. Luego quise montar mi propio negocio, pero él me llevaba ventaja y sabía utilizar el marketing como nadie. Prácticamente tiene un monopolio, aunque usa diferentes marcas para llegar a más segmentos.
— Interesante, ¿así que también ha sido emprendedor? Esto es algo que ahora se valora mucho, sobre todo por los políticos. No le extrañe que le pidan hacerse una foto con usted si alguno se entera.
— Ya, bueno. Pero lo que yo busco es trabajo, no fotografiarme. Tengo amplísimos conocimientos en multitud de temas: armas físicas y biológicas, lenguas semíticas, psicología...
— ¿Qué no tiene títulos para certificarlo? ¿Ni siquiera uno de CEAC? Le advierto que sin ellos es como si no tuviera nada. De todas formas, como usted sabe, ahora hay muy poca demanda de trabajo, y eso lo notamos todas las etetés. Ya le digo que con su curriculum la cosa va a estar difícil. Muy difícil. Si al menos fuera más joven podríamos buscarle algo como portero de discotecas.
— Lo que sea, solo quiero empezar de nuevo. Me da lo mismo trabajar de portero que de barrendero o de albañil.
— ¿De albañil? Si yo le contara lo que era ser albañil hace diez años. Nos los quitaban de las manos. Hoy por desgracia, señor Santana, la mayoría está como usted: en el paro.
— Perdone. No es Santana, sino Satanás. Y es nombre, no apellido.
Comentarios