Esta mañana no ha funcionado el despertador, aunque sí que ha sonado. De hecho, estoy soñando... Y no hablo en metáfora. He soñado que el despertador sonaba justo cuando sonaba en realidad y he soñado que lo apagaba y que me levantaba.
Me he vestido y he salido a la calle, pero el sol hoy está un poco más amarillo que de costumbre, y el contorno de las cosas hoy parece menos definido, como si todo estuviera a punto de desbordarse de sus propios límites.
Por eso sé que sigo soñando. Por eso, y porque hoy nadie se ha parado a hablar conmigo, nadie se aparta a mi paso y, sobre todo, porque nadie ha querido cobrarme al colarme en el cercanías.
Me he vestido y he salido a la calle, pero el sol hoy está un poco más amarillo que de costumbre, y el contorno de las cosas hoy parece menos definido, como si todo estuviera a punto de desbordarse de sus propios límites.
Por eso sé que sigo soñando. Por eso, y porque hoy nadie se ha parado a hablar conmigo, nadie se aparta a mi paso y, sobre todo, porque nadie ha querido cobrarme al colarme en el cercanías.
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