Mirada al frente, mandíbula encajada, apretando los dientes. La voz, la voz tiene que sonar segura y grave. No dejar de mirarle a los ojos, que no vea una sola duda, porque se quién soy, se lo que valgo. La espalda derecha en el asiento, el lenguaje corporal no puede contradecir al oral. Estoy asegurando, me inclino hacia delante, sólo un poco, es seguridad, no intimidación.
Las palabras van saliendo de la otra boca, dicen cosas esperadas, dicen cosas buenas del hombre seguro. Pero, siempre hay un pero, y esta vez no es distinta.
Ha vuelto a pasar, primero fue la entrevista de trabajo y ahora, mucho peor, la otra boca se ha deshecho en halagos para rechazar su petición de mano.
El hombre seguro se queda en el local y vuelve a casa el hombre que llora.
Las palabras van saliendo de la otra boca, dicen cosas esperadas, dicen cosas buenas del hombre seguro. Pero, siempre hay un pero, y esta vez no es distinta.
Ha vuelto a pasar, primero fue la entrevista de trabajo y ahora, mucho peor, la otra boca se ha deshecho en halagos para rechazar su petición de mano.
El hombre seguro se queda en el local y vuelve a casa el hombre que llora.
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