El niño no dejaba de mirarle y de decir de forma autómata: "Es Mickey, es Mickey". Los ojos del crío reflejaban incredulidad, emoción y, sobre todo, alegría. Como siempre, se paró junto al pequeño y posó para la fotografía que luego ocuparía un lugar de privilegio en el álbum familiar.
Mientras se formaba una improvisada cola con decenas de niños igualmente emocionados, Jackes, el hombre dentro del personaje, seguía dándole vueltas a su problema.
Cuando llegara a casa le diría a Josefine que la suya no sería una historia de final feliz, que los finales Disney sólo se producían dentro del parque.
Mientras se formaba una improvisada cola con decenas de niños igualmente emocionados, Jackes, el hombre dentro del personaje, seguía dándole vueltas a su problema.
Cuando llegara a casa le diría a Josefine que la suya no sería una historia de final feliz, que los finales Disney sólo se producían dentro del parque.
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