Suelo contar que lo hago para controlar las citas bibliográficas, pero a mis amigos les reconozco que la verdadera causa es la vanidad. Tengo una búsqueda automática en Google con mi nombre. Hasta el pasado 12 de diciembre la mayor parte de los resultados que me mandaba el algoritmo del gran buscador eran mis esporádicas apariciones en la prensa local y numerosos cruces casuales de mi nombre y mi apellido, parece ser que hay una tecnología cuyas siglas coinciden con U.C.L.E.S.; aunque también solían aparecer otras personas con mis mismos nombre y apellido: un artista de Úbeda o un ingeniero de Barcelona. Sin embargo, aquel día el enlace me dirigía a un diario hondureño y a un titular de crónica negra: “Dentro de casa abandonada hallan muerto a un hombre en el barrio de Pueblo Nuevo” . El nombre aparecía en el subtítulo: “El fallecido fue identificado como David Uclés, de 54 años”. Por primera vez se producía una doble coincidencia, el nombre y la edad. Por supuesto, seguí leyendo la no...