Nunca le había preocupado más bienestar humano que el suyo propio... Hasta que la escuchó a ella. Sus palabras le conmovieron. Entiéndaseme, no tanto lo que dijo sino el cómo lo dijo: su acento canario y dulce, sus expresiones faciales y orales, su forma de moverse por el escenario.
Al día siguiente era el voluntario más activo que nunca tuvo la congregación. Acudió a África en pos de ella y allí aprendió lo que era el hambre, lo que eran la miseria y la enfermedad, y lo que era el rechazo. Y el amor se le borró de golpe. Apenas duró dos meses allí y, durante el tiempo que se demoró el regreso, no fue capaz de mirar un calendario sin ponerse a contar los días.
Y cómo el único bienestar que siempre le había interesado era el suyo propio, se trajo de vuelta a España una maleta llena y una mujer de ébano a la que posiblemente no quería, pero que sabía contituiría la mejor coartada para tan pronto regreso.
Al día siguiente era el voluntario más activo que nunca tuvo la congregación. Acudió a África en pos de ella y allí aprendió lo que era el hambre, lo que eran la miseria y la enfermedad, y lo que era el rechazo. Y el amor se le borró de golpe. Apenas duró dos meses allí y, durante el tiempo que se demoró el regreso, no fue capaz de mirar un calendario sin ponerse a contar los días.
Y cómo el único bienestar que siempre le había interesado era el suyo propio, se trajo de vuelta a España una maleta llena y una mujer de ébano a la que posiblemente no quería, pero que sabía contituiría la mejor coartada para tan pronto regreso.
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