Una vida no es espacio suficiente para juntar todas las letras escritas desde los orígenes de la humanidad. Partiendo de esta premisa, la historia de Germán Gloria resulta aún más increíble. Germán, siendo aún casi un niño concibió el loco proyecto de copiar de forma manuscrita todos los libros del planeta. Eso sí, decidió eliminar del listado todas las traducciones y reediciones para no sobrecargar su objetivo. A los 25 años ya había copiado todos los textos en castellano de la Biblioteca municipal y se había convertido en el mejor cliente de la papelería local. A los 35, la papelería era suya y el municipio había habilitado una nave para el almacenaje de los manuscritos. Hoy, con 70 recién cumplidos continúa afanándose en su tarea. La nave repleta de folios manuscritos se ha convertido en el mayor atractivo del pueblo, aunque tuvo que vender la papelería por falta de tiempo para atenderla. Germán continúa escribiendo impertérrito, ajeno al mundo que le rodea, convertido en un símb...