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Mostrando entradas de marzo, 2014

Aprender taxidermia

Todo comenzó con unos magnéticos ojos castaños. Luego fueron un culo geocéntrico, una sonrisa dulce, un pelo de anuncio, unas rodillas adorables, una boca generosa y sensual, unos dientes marmóreos, un ombligo profundo... Cientos de partes perfectas, repartidas en mujeres distintas. Las soluciones eran dos pero, como no soy un sociópata peligroso, opté por buscar en Google: "aprender fotografía". La excusa de las prácticas y el hacerlas sentirse modelos por un día me permitió por fin apoderarme de todas aquellas magníficos pedazos con los que ir construyendo mi mujer ideal. Pero, por mucho que yo me había esforzado, las proporciones y las luces, incluso las tonalidades de piel, daban como resultado una especie de mapa político de Europa. No me quedó más remedio que volver a pedirle asistencia a Google: "aprender Photoshop". Esta vez sí, tras muchas horas de práctica y esfuerzo logré montar mi mujer 10. El resultado era perfecto: justo como yo lo había soñado. El ú

Un pensamiento divino

He sido muchos, he sido uno. He sido uno y tres al mismo tiempo. He existido antes del tiempo, he dictado libros, he dictado sentencias; he castigado y he perdonado. Me han adorado los hombres bajo muy diversos nombres, y yo les he ignorado o les he ayudado, según mi capricho. He sido el creador de todo lo que vive y lo que no, y he estado en todas partes. Sin embargo, de unos siglos a esta parte noto que las ropas me van quedando grandes, que ya no puedo estar en todas partes con la misma facilidad que antaño e, incluso, que muchos hombres han dejado de adorarme. Mis poderes, que habían sido infinitos, hoy apenas me dan para sostenerme sobre unas endebles piernas. Yo, que he visto el pasado y el futuro, si no fuera inmortal, creería que me estoy muriendo. taringa.net

Un enero frío

Aquel enero hizo más frío en mi corazón que en la calle. Tenía 16 años, tres hermanos pequeños y una abuela que en lugar de meterse con mi nariz, alababa mi hermoso perfil romano. Ella había sido una presencia inconstante al principio, pero desde que comenzó a vivir con nosotros se convirtió en nuestra principal defensora y, por qué no decirlo, en nuestra primera financiadora. Eso sí, nunca nos daba el dinero a cambio de nada, debíamos ganárnoslo con pequeños trabajos que eran más una excusa que una verdadera labor. Aquel enero murió. Fue por la mañana. Y yo decidí que debía portarme como un hombre. No quisieron llevarme al velatorio, debía quedarme en casa con mis hermanos pequeños. No lloré la primera noche. En el funeral nos sentamos en la primera fila de la iglesia y todos los familiares y amigos nos ofrecían su pésame. Muchos me decían "se fuerte". Y yo quise entender que decían "no llores". Y no lo hice. Pero cuando volví a casa, y me senté delante de la

La falla

Lo pensaron la misma nit del foc : una gran torre de babel que a la vez fuera un calendario, un recordatorio de lo más importante acaecido cada mes. Quisieron contar con el mejor, con el más sabio, con el maestro que más premios había recibido y se pusieron manos a la obra a primeros de abril. Cada mes que pasaba se reunían y seleccionaban el hecho y la forma de representarlo. A finales de septiembre ya era evidente que los casos de corrupción debían tener un tratamiento especial, y decidieron poner a los imputados más sonados subiendo por una escalinata de cuerdas (que era la metáfora de los atajos ilegales). A finales de febrero el rey tuvo una caída en el cuarto de baño y pensaron que la imagen que coronaría la torre sería una bañera con cortinas blasonadas y con su propia ducha. Pero, cuando estaba la falla prácticamente acabada, el cuerpo del maestro no pudo más. Así que, como homenaje,  decidieron añadir sobre la estructura de la ducha un espíritu pícaro que representara al maes

Impaciencia

Después del infarto era cuestión de unas pocas gotas al día, sólo unas gotas. Y, poco a poco, su fuerza se iría apagando, su odio se haría más débil y la ira se terminaría acabando. Y, luego, moriría. Ese era el plan, sencillo, limpio, no el camino más corto, sino el más fácil para la libertad.  Tal vez haya sido el anuncio de que salía con los amigos, el prólogo usual de las palizas, o el descubrir su mirada lasciva escrutando mis movimientos por la cocina. No lo sé. Puede que me hablara el cuchillo. Que me dijera: úsame, no seas tonta, un corte certero en el cuello y todo habrá terminado. O puede que fuera, simplemente, un pecado de impaciencia.

Fiebre

El alboroto llegaba desde la calle, colándose por la ventana de la habitación. Alguien hebía roto algo de otro alguien y ambos estaban discutiendo a gritos la situación. El calor aumentaba la sensación de angustia, la fiebre alteraba sus sentidos y disparaba el volumen de todo lo que no fueran sus propios pensamientos. Junto a la mesita de noche la jarra de agua calentuja apenas tenía ya para medio vaso y el ruidoso ventilador del techo acrecentaba su estado de confusión más que mitigaba el calor. El sudor había calado el colchón y notaba también la almohada húmeda. Tener fiebre en el desierto es el colmo de un enfermo, pensó. O creyó que pensaba, pues los ruidos de la calle y el ventilador enmarañaban cualquier pensamiento que le viniese a la cabeza. Quiso salir de la cama para darse una ducha, pero las fuerzas no le dieron para siquiera sacar las piernas de la cama. Estaba condenado a seguir sudando hasta que alguien viniese a ayudarle o hasta que la fiebre se diera por vencida. El a

El regreso soñado

Muchas veces he soñado con tu regreso. Casi siempre por sorpresa, y casi siempre lo dejaba todo y te aceptaba de nuevo; el primer amor lo es para siempre, dice la canción. Pero ahora no estoy soñando, o al menos eso creo. Has vuelto, y me dices que no me has olvidado, que la vida te ha enseñado que al final lo importante son los sentimientos verdaderos... Y que yo soy lo único auténtico que hay en el baúl de tus recuerdos. Te miro y me sigues pareciendo bella, muy bella. Pero el tiempo ha pasado y en mis sueños tú y yo tenemos 20 años menos. El del sueño no se corresponde con el reflejo de mi espejo. Ya no soy ese. Y este ya ha dejado de esperarte.