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Mostrando entradas de septiembre, 2008

La improbable paloma de la paz

– Arriba, en lo alto del tejado. ¡Allí! –Su mano diminuta señalaba hacia la paloma que acababa de iniciar el vuelo.– Esa es la paloma de la paz. – Claro hijo, esa y millones más... – Papá no te rías. La hemos visto en un cuadro en el colegio, y era como esa. – La del cuadro tiene una ramita de olivo en el pico. Ésta no. – Pero eso es porque se le ha caído. – Vaaaale, para ti la peseta. – Se le debió caer cuando le dispararon. ¿No ves que tiene una mancha roja en el pecho?

Alzheimer

En el último momento no me atreví: clavado en el sofá, con las manos posadas sobre el teclado, con el índice a punto de pulsar en "aceptar". Tuve que viajar en el tiempo, 20 años atrás. Tuve que ver de nuevo el deterioro de mi padre, olvidándose poco a poco de todos, para acabar también olvidándose de sí mismo. Recordé el alivio con el que conocí su muerte y la búsqueda de este servicio. Sencillo, barato y eficaz. Una especie de hermandad en torno a la muerte digna. Ellos se encargan de eliminarte, sin dolor, sin aviso, sin pérdida de pólizas de seguros. Sólo hay que ser un poco previsor. Yo lo fui, el recuerdo era demasiado cercano y doloroso. Tuve que viajar en el tiempo y recordar para encontrar la energía con la que mover el dedo.