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¿Qué hubiera sido de nosotros?

¿Qué haubiera sido de nosotros sí no hubiésemos muerto en aquel accidente? Habríamos llegado impacientes a la habitación del hotel. Invadidos por la urgencia, nos habríamos besado torpemente y hubiéramos dejado tirada de cualquier forma nuestra ropa por el suelo.
Luego, es posible que hubiéramos intercambiado nuestros números de teléfono y que hubiéramos repetido unas cuantas salidas, incluso que hubiéramos compartido el espacio secreto de nuestras casas. A lo mejor, nuestra historia se volvería monótona y para adornarla necesitáramos casarnos y tener hijos. O puede que tu inconformismo o mis miedos hubieran hecho fracasar la relación, obligándonos a buscar en otras parejas, en otros lugares. Con los años, es incluso factible que terminásemos yendo como invitados a la boda del otro, amigos al fin, pero con la sensación de que podríamos haber sido algo más.
Pero todo esto son conjeturas; hace un momento, o hace un siglo, nuestro coche fue arrollado por un camión que venía en dirección contraria y ahora no podemos hacer otra cosa que preguntarnos qué hubiera sido de nosotros de no haber muerto en el accidente.


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