Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2015

El tribunal de los escritores

– No puedo ser perdonado, yo no escribo. Vomito. Sé que los más empáticos me excusarán con aquello de la intención. Ni es buena, ni jamás pretendió serlo. Quería trascender, ser como ustedes, formar parte de este tribunal para las generaciones de escritores venideras. Pero me he dado cuenta a tiempo. No escribo, vomito. Y no puedo dejar de hacerlo. No me consideren para el puesto, no me lean, olviden incluso que una vez estuve aquí. Tan solo dejenme seguir vomitando.

Alergia de vampiro

El cine y cierto tipo de literatura juvenil han reducido la condición de vampiro a la de un guapearas inmortal, que vive de noche y que huye del sol para mantener su delicada piel marmórea. Desde Entrevista con el vampiro no he vuelto a ver nada que se preocupe por nuestros problemas verdaderos. El enamoramiento solo nos preocupa durante los dos primeros siglos, luego comprendes que o te enamoras de otro vampiro, o éstas condenado a sufrir. Así que, en realidad, lo que ocupa la mayor parte de nuestro tiempo es la búsqueda de comida. Desafortunadamente, para nosotros no hay nada más conveniente que la sangre humana y, salvo las donaciones de siervos y amantes, el grueso del consumo debe satisfacerse a la manera tradicional. Esa es la parte que no se ve en las películas, como tampoco se ven algunos de nuestros problemas de salud. La pérdida de calidad de la sangre humana y la contaminación por metales pesados están generando una edad de vampiros enfermizos y con patologías desconocidas h

Internet del año del catapún

La cola para las entradas del museo no era muy grande, tal vez por tratarse de un día de diario o por estar la ciudad ahogada en medio de una histórica ola de calor. Sin, embargo tampoco se movía demasiado, ya que sólo una máquina expendedora contaba con auxiliar humano aquella mañana. Ellas estaban dos puestos por delante, pero sus conversaciones llegaban claramente a casi todos los visitantes. Se notaba que eran amigas de hacía tiempo. Hablaron de sus viajes comunes, y de sus maridos y novios. Pero en un momento determinado la conversación derivó hacia Internet: – Ésta es que tiene una conexión antediluviana. Si su Juan está conectado, ella tiene que esperar a que termine para poder navegar... – Eso va a ser el ancho de banda, que tenéis que ampliarlo, seguro que es eso –resolvió la tercera en discordia. – Lo que pasa es que tiene un Internet del año del catapún chimpún –sentenció la narradora. – Se lo diré a Juan para que lo mire, porque la verdad que es un fastidio. ¡Luisa, que nos