"Los gigantes juegan a los dados con nuestro destino". La frase la había leído en el argumento de una película de serie B, pero le pareció que tenía gancho y que podía ser el comienzo de un buen relato. Por eso la guardó en un recoveco de la memoria hasta ahora. El final también estaba pensado: "porque el azar puro no puede existir en este Universo". Universo con mayúscula, para darle un sentido más amplio y trágico al gran cierre. Esa, en esencia, era la idea: construir una novela, la mejor novela del siglo XXI, partiendo de un principio y un final predeterminados e ir dejandose llevar por donde su instinto le indicase en cada momento.
"Los gigantes juegan a los dados con nuestro destino, pero cualquier dado siempre está cargado. Por eso a veces, una misma jugada incumple su probabilidad teórica de ocurrencia y nos permite eludir por unos instantes las reglas de su juego."
"Los gigantes juegan a los dados con nuestro destino, pero cualquier dado siempre está cargado. Por eso a veces, una misma jugada incumple su probabilidad teórica de ocurrencia y nos permite eludir por unos instantes las reglas de su juego."
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