– Estoy cansada de luchar.
Me lo dijo el domingo por la tarde, mientras ponía todas sus fuerzas en mover los dos pesos muertos en los que se habían convertido sus piernas. Y, a diferencia de otras muchas veces, la creí. Mi duelo comenzó justo en ese instante. El trayecto en carrertera desde la residencia a mi casa fue el velatorio, con el llanto intentando inundar los recuerdos.
Y en la mafdrugada del miércoles, se rindió.
Me lo dijo el domingo por la tarde, mientras ponía todas sus fuerzas en mover los dos pesos muertos en los que se habían convertido sus piernas. Y, a diferencia de otras muchas veces, la creí. Mi duelo comenzó justo en ese instante. El trayecto en carrertera desde la residencia a mi casa fue el velatorio, con el llanto intentando inundar los recuerdos.
Y en la mafdrugada del miércoles, se rindió.
Comentarios