Se retrasa mi cita. Decido esperarle junto a la tienda de electrodomésticos, así aprovecho y curioseo las pantallas de televisión. Entonces me fijo en él: desgarbado, con los pantalones medio caídos; uniformado, pero dejando claro que es diferente. Como el resto. Creo que espera a alguien, como yo. Y como yo hace 25 años: esperando cada sábado a la puerta de un edificio a que ella bajara alguna vez.
Nunca bajó. El Chico parece cansado de esperar. Recoge su mochila del suelo y comienza a andar, con uno de esos andares entre chulesco y cansino. Como yo.
Nunca bajó. El Chico parece cansado de esperar. Recoge su mochila del suelo y comienza a andar, con uno de esos andares entre chulesco y cansino. Como yo.
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