No sé si soy la persona que digo que soy. Leí este trabalenguas en el perfil de un usuario de Bitácoras.com. De primeras no le presté atención al sentido, pero la cacofonía forzada de la expresión me sirvió para recordarla.
Luego, de noche, que es cuando suelen volver a uno los pensamientos que impiden el sueño, caí en el significado de la expresión. Y me dí cuenta de que, en parte, esa afirmación la podría decir como suya cualquiera. Al menos, yo si que podría decirla sintiéndola mía.
A veces mi impostura termina por devorar mi verdadera personalidad, trasluciendo un ser que no es enteramente yo. Alguien que me protege de los demás, de mis miedos sobre los pensamientos que provoco en los otros, y que sólo aparentemente se parece a mi. Así que, afirmo, no sé si soy la persona que digo que soy.
Luego, de noche, que es cuando suelen volver a uno los pensamientos que impiden el sueño, caí en el significado de la expresión. Y me dí cuenta de que, en parte, esa afirmación la podría decir como suya cualquiera. Al menos, yo si que podría decirla sintiéndola mía.
A veces mi impostura termina por devorar mi verdadera personalidad, trasluciendo un ser que no es enteramente yo. Alguien que me protege de los demás, de mis miedos sobre los pensamientos que provoco en los otros, y que sólo aparentemente se parece a mi. Así que, afirmo, no sé si soy la persona que digo que soy.
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