He vuelto a tener el mismo sueño. Estoy tumbado en una sala similar a un quirófano. Alguien a mi alrededor se mueve con premura. Noto, o presiento, que me están analizando. Hace frío y la luz es blanca, muy blanca, intensamente blanca. No se oye nada más que un leve zumbido: tal vez un roce; tal vez el rumor lejano de una máquina. No tengo miedo, aunque no concibo nada que me produzca más pánico que esto: en un lugar extraño, cubierto sólo de luz, que no te permite esconderte, ciego e inmóvil: a merced de cualquiera. He tenido otra vez el mismo sueño, por lo que me levanto con una sensación extraña, y cansado, muy cansado... Así que tendré que doblar la dosis de café antes de regresar al trabajo, en el tanatorio municipal.