No escucho nada. No oigo.
Tampoco emito el más mínimo ruido. Sólo silencio.
Si lo que tienes que decir no es más bello que el silencio, calla. Eso me decían en el colegio. Eso aprendí. Y eso hago.
Mantengo firme mi propósito de irme sin dejar la más mínima huella: borrarme de este mundo que no me tiene en cuenta, que no quiere mirarme. Ni escucharme.
Tampoco emito el más mínimo ruido. Sólo silencio.
Si lo que tienes que decir no es más bello que el silencio, calla. Eso me decían en el colegio. Eso aprendí. Y eso hago.
Mantengo firme mi propósito de irme sin dejar la más mínima huella: borrarme de este mundo que no me tiene en cuenta, que no quiere mirarme. Ni escucharme.
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