Me llamo Álvaro. Eso dicen mis papeles. Y mis padres. Y mis amigos.
Pero yo creo que no soy nadie, apenas un instante en el transcurso del tiempo, un accidente intrascendente en la historia del Universo. Mi nombre, como yo, no es importante.
He querido borrar sus letras, dejarlo completamente en blanco, pero en el registro civil no me lo han permitido. Es Estado debe poder nombrar a sus ciudadanos, me ha dicho el funcionario.
No obstante, ahora firmo sólo con una cruz, dejando muy claro que no es una letra.
Tan sólo volveré a añadirlas si hago algo que me permita dejar de ser un minúsculo elemento en el infinito devenir de la energía.
Pero yo creo que no soy nadie, apenas un instante en el transcurso del tiempo, un accidente intrascendente en la historia del Universo. Mi nombre, como yo, no es importante.
He querido borrar sus letras, dejarlo completamente en blanco, pero en el registro civil no me lo han permitido. Es Estado debe poder nombrar a sus ciudadanos, me ha dicho el funcionario.
No obstante, ahora firmo sólo con una cruz, dejando muy claro que no es una letra.
Tan sólo volveré a añadirlas si hago algo que me permita dejar de ser un minúsculo elemento en el infinito devenir de la energía.
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