No quiero dejarla sola. Acabo de besar el hueso y entonces me dejo arrastrar hacia la salida. En la puerta un policía vomita sobre los rosales que tanto le gustaban a ella, y la gente aparta sus ojos de mi con repugnancia.
¿Cual es mi pecado? Quererla sin mesura. Quererla hasta más allá de la muerte. Quererla mía para siempre. ¿Que me costará explicar que no la he matado? ¿Que me llamarán caníbal? Me da igual. Ahora ella está dentro de mi, yo soy ella, ella soy yo: el amor sublime, el amor total.
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