– Mira que te diga. Es una sensación especial. No te lo puedo explicar con palabras. Es como si tuvieras conciencia de que, de pronto, eres el centro de todo el Universo.
– No, no me mires así. Fue de pronto, con el segundo golpe de suerte. En ese momento me dije que mi destino era ganar. Siempre.
– Vale, te ríes ahora, pero probemos algo muy sencillo. Juguemos a los chinos 10 partidas, o mejor aún, tiremos una moneda al aire, diez veces. Te apuesto lo que quieras a que saldrá diez veces cara.
– ¿Que no es posible? Ya te he dicho que soy el centro del Universo, y que nunca pierdo. Tira la moneda y veremos...
–¿Lo ves? No soy un hombre de suerte, soy la misma suerte.
– No, no me mires así. Fue de pronto, con el segundo golpe de suerte. En ese momento me dije que mi destino era ganar. Siempre.
– Vale, te ríes ahora, pero probemos algo muy sencillo. Juguemos a los chinos 10 partidas, o mejor aún, tiremos una moneda al aire, diez veces. Te apuesto lo que quieras a que saldrá diez veces cara.
– ¿Que no es posible? Ya te he dicho que soy el centro del Universo, y que nunca pierdo. Tira la moneda y veremos...
–¿Lo ves? No soy un hombre de suerte, soy la misma suerte.
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