Lo supo nada más mirar a la enfermera. En sus ojos leyó la pena distante, esa que cada cual siente cuando alguien conoce la muerte de otro alguien al que se desconoce, o al que apenas se conoce.
Sin embargo en los ojos del médico no pudo leer más que la dura coraza de la costumbre. ¿A cuántas personas les habrá dicho que van a morir? Pensó.
Luego preguntó: ¿Cuánto me queda?
El médico le siguió mostrando la faz pétrea, ni siquiera le desarmaba la sinceridad de alguien que se reconoce perdido. "No sabría decirle, tal vez un par de meses, seis a o sumo... Lo siento."
Eso último lo añadió de compromiso. Ni lo sentía ni lo dejaba de sentir. Sólo era otro caso perdido más.
Sin embargo en los ojos del médico no pudo leer más que la dura coraza de la costumbre. ¿A cuántas personas les habrá dicho que van a morir? Pensó.
Luego preguntó: ¿Cuánto me queda?
El médico le siguió mostrando la faz pétrea, ni siquiera le desarmaba la sinceridad de alguien que se reconoce perdido. "No sabría decirle, tal vez un par de meses, seis a o sumo... Lo siento."
Eso último lo añadió de compromiso. Ni lo sentía ni lo dejaba de sentir. Sólo era otro caso perdido más.
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