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200

Nunca se había propuesto llegar tan lejos. Su experimento sobre una sustancia que evitara o retrasara la muerte celular había logrado llegar hasta quintuplicar la vida de una ameba. Pero, entonces, se acabaron los recursos financieros para el estudio y se vio obligado a dejarlo.
Pero antes de abandonar el laboratorio quiso llegar lo más lejos posible en las investigaciones iniciadas. Le animaba la esperanza de recuperar las subvenciones y ganar si acaso un premio Nobel. Así que hizo lo que nunca debe hacer un científico que le tenga aprecio a su vida: probó la sustancia en si mismo.
No logró nada de lo previsto: ni recuperar los fondos, ni el premio Nóbel. Pero le daba igual, acababa de tirar a la basura el almanaque número 200 después del experimento.

Comentarios

Irilien ha dicho que…
Un alkimista moderno eh?, haberlos "haylos" como las meygas :) pero mucha leyenda urbana también¿has leido la tabla esmeralda?

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