En Usuahia, hacía 1975, a modo de entretenimiento en las largas noches invernales, Alfredo Fernández Aguilera y sus amigos imaginaron un mundo de mitos australes en el que cobraban vida sirenas, tritones y monstruos oceánicos y en el que los hombres apenas eran más que marionetas.
Algunos de los mitos fundacionales de ese mundo los escribieron en un cuaderno; no sabemos a ciencia cierta si de la mano del propio Alfredo o de alguno de sus imaginativos amigos. En cualquier caso, lo destacable es que con el tiempo una de las hojas de ese cuaderno vino a parar a mis manos, en la misma época en la que algunos marinos notificaron el avistamiento de una mujer nadando en las inmediaciones del puerto. Aquel papel y aquellas historias fructificaron en un reportaje-ficción para el períodico local.
A raiz de su publicación, algunos lectores poco avispados se dedicaron durante días a la caza de la sirena. Justo hasta que una mañana de abril de 1986 el Pampero II llegó al puerto con el cuerpo de una bella joven envuelto en las redes. "Es la sirena", dijeron algunos. Y otros juraron que era la misma mujer que habían visto en el mar.
Algunos de los mitos fundacionales de ese mundo los escribieron en un cuaderno; no sabemos a ciencia cierta si de la mano del propio Alfredo o de alguno de sus imaginativos amigos. En cualquier caso, lo destacable es que con el tiempo una de las hojas de ese cuaderno vino a parar a mis manos, en la misma época en la que algunos marinos notificaron el avistamiento de una mujer nadando en las inmediaciones del puerto. Aquel papel y aquellas historias fructificaron en un reportaje-ficción para el períodico local.
A raiz de su publicación, algunos lectores poco avispados se dedicaron durante días a la caza de la sirena. Justo hasta que una mañana de abril de 1986 el Pampero II llegó al puerto con el cuerpo de una bella joven envuelto en las redes. "Es la sirena", dijeron algunos. Y otros juraron que era la misma mujer que habían visto en el mar.
Comentarios
Por encima de estos argumentos...cuando el ser humano parece necesitar creer en lo excepcional puede ser k algo le falte...k busk algo perdido, pero no sepa conscientemente k es, o no kiera saberlo...ki lo sá XD. Ufff ya me he enrollado, esos son los peligros de llevar el portátil al sillón jeje, un saludillo.