Ir al contenido principal

La base de nuestra sociedad

Antes de él, sólo unos pocos tenían acceso al conocimiento, pero para lograrlo debían encerrarse en las bibliotecas de oscuros cenobios. Luego aparecieron centros especializados, pero no todo el mundo podía entrar en ellos.
Afortunadamente, él vino al mundo hace dos siglos y todo cambió. La gente podía llegar a cualquier secreto del saber, por recóndito que fuera. Al principio hubo otros como él pero finalmente los demás desaparecieron o, en el mejor de los casos, simplemente fueron olvidados.
Ya casi nadie vive al margen de su sombra. Uno queda con sus amigos gracias a él, los matrimonios se conocen gracias a él y legalmente nadie es persona hasta que se apunta en él. Google es la base de nuestra sociedad.

Comentarios

Irilien ha dicho que…
XD te has pasado tres pueblos¡¡¡¡desde luego suena a ciencia ficción, a las pelis esas de los ochenta en las k en años 2000 era la leche, un futurismo made in Julio Verne...aunk bien pensado no estaba todo él tan ekivocado:).

Entradas populares de este blog

Soñar con la Atlantida

Toda su vida había sido una espiral de sucesos que se alejaban para luego acercarse al tema central de su Universo: la Atlántida. Desde que escuchó el primer cuento sobre ella, narrado por su abuelo, supo que irremediablemente estaba atrapado por su búsqueda. Lo leyó todo, desde la descripción idealizada de Platón, hasta las versiones más disparatadas de los grupos herméticos. Había visitado todas las posibles Atlántidas de la Tierra y había coleccionado cuanto documental, libro o folleto turístico que se había cruzado en su camino. Lo sabía todo sobre esa nación, lo posible y lo imposible y, aún así, la seguía buscando porque soñaba con ella todas las noches. Contaba con sesenta años cuando, de la mano de su nieto, descubrió las posibilidades de Internet. Y, entre todos los recursos que descubrió, hubo uno que le hechizó de forma especial, el Google Earth. Desde que lo descargó a su ordenador se pasaba las horas analizando cada centímetro cuadrado del mapa virtual del mundo, intentand

Empatía artificial

«Posiblemente se trate de la actualización del antivirus. En ocasiones, si hay un corte de electricidad o algún enganche en las actualizaciones previas, el ordenador se queda en una especie de limbo en el que el servidor le capa la conexión al no localizar la versión adecuada del antivirus. Nos lo llevamos y hacemos las actualizaciones pendientes por nuestra red de carga, que es libre, y en un rato lo tienes de nuevo en la mesa». Eso me había dicho Alfonso, el informático que atendió mi petición. Mi veterano ordenador había decidido desconectarse de la red corporativa tras la vuelta de las vacaciones de Semana Santa. Pero de eso habían pasado ya más de tres horas y casi se había colado la mitad de la jornada laboral. Ya no me quedaba nada por hacer que no precisara de ordenador y conexión. Así que tuve que regresar a casa y terminar el día teletrabajando con el portátil corporativo, mucho más lento y mucho mucho más incómodo.  El martes me llevé el portátil a la oficina, por si la repa

Ya no hay margen

Los correos electrónicos sin responder se acumulan en la bandeja de entrada. Los minutos transcurren impasibles y él lo ve agotarse sin ser capaz de mover el ratón por la pantalla. Lee los asuntos y los remitentes y sabe que muchos de ellos necesitan una respuesta urgente. Nada distinto del resto de sus días, salvo porque hoy una angustia terrible le mantiene inmovilizado. Solo es capaz de mirar la pantalla mientras los correos siguen entrando. Y solo desea huir. Su mente escapa a un lugar de su adolescencia en el que fue plenamente feliz. Una tarde de verano en una playa de Cádiz, navegando en un velerito ligero con Inma. Entonces ella era su máxima preocupación y todo era infinitamente más sencillo. Jugar con el viento y las olas y mirar con disimulo y deseo a la muchacha. Aquella tarde se besaron por primera y última vez.  imagen generada con stable diffusion El teléfono suena y le saca bruscamente del ensueño. Es su jefa. Y vuelve a querer escapar. Pero ya no hay margen. Debe respo