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El campeón

Apenas podía ver nada, la sangre de la ceja abierta se mezclaba con el sudor y le dejaba un sabor amargo en la comisura de los labios. La respiración era un doloroso ejercicio y alguna costilla debía estar destrozada.

Cuando el otro cuerpo calló pesadamente sobre la lona todo pareció desvanecerse: la rabia, la atenazante tensión y un instinto extraño a medio camino entre la supervivencia y el homicidio.

Le alzaron el brazo y un coro de gritos y flashes se alzó a su alrededor.Había ganado. Otra vez. Y sin embargo, todavía tenía esa intensa sensación en alguna parte de su alma de que todo estaba ya irremediablemente perdido.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mucho más contundentes tus palabras finales en este relato que cualquier golpe, llenan más unas palabras con mensaje inspirador que cualquier triunfo vano.:)

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